Hace semanas que en la fusionada Unedisa/Recoletos (editora de
El Mundo,
Marca,
Expansión,
Telva, Diario Médico y Gaceta Universitaria entre otros productos) se da por hecho que va a haber despidos. Aunque la situación de la nueva
Unidad Editorial sigue siendo mucho mejor que la de
la mayoría de la prensa española en papel, el elevado crédito de 1.000 millones de euros asumido por la matriz (el grupo italiano
RCS Mediagroup, también conocido por su antiguo nombre, Rizzoli) para comprar Recoletos, sumado a la caída de la publicidad y el brusco aumento del precio del papel, podrían servir para presentar pérdidas técnicamente y justificar ajustes de plantilla.
Los verdaderos motivos serían sin embargo el interés en poner orden y aligerar la nave. Además, los nuevos gestores se han encontrado situaciones anómalas en la antigua Recoletos: revistas mensuales con 6 veces más gente que algunos semanales en Unedisa, equipos interminables de maquetadores, cargos intermedios que están cobrando sueldos equivalentes a los de un vicedirector en El Mundo sin que nadie sepa bien qué funciones desempeñan...
Así, en la empresa se habla de 215 bajas iniciales (de una plantilla total que supera las 2.000 personas, casi un 10%). Estas bajas estarían aprobadas ya hace semanas por la dirección, y la mayoría tendrían lugar en la empresa absorbida. Y los rumores aparentemente mejor informados insisten en que ya se han elaborado las listas de quiénes deberían abandonar el barco.
Sin embargo, fuentes del comité de empresa aseguran que han recibido garantías de que no existe tal plan. Además, las mismas fuentes afirman que, legalmente, la nueva empresa no puede aplicar un ERE antes de que se cumplan 3 años (faltarían 2).
Sólo quedaría pues la posibilidad de ofrecer bajas incentivadas. Pero, tradicionalmente, estas recompensas sólo animan a irse a los mejor preparados o a los que pueden encontrar otras opciones de trabajo (con la consiguiente pérdida de talento). Si se quiere 'incentivar' expresamente a ciertas personas, la empresa podría estar vulnerando peligrosamente la legalidad. Y la anterior (y sorpresiva)
reducción de plantilla en 17 personas, en Navidades, produjo un fuerte malestar e incluso llegó a ser parcialmente retirada.
¿Se atreverá ahora Unidad Editorial a despedir a dos centenares de trabajadores en plena crisis? ¿Aprovechará el inminente mes de agosto para reducir plantilla haciendo el menor ruido posible?